Autor: Enoch Gutiérrez Lozano, pastor asistente de la Iglesia Bautista Bíblica Betel de Querétaro.
Fuente: Manual del Taller de Renovación Ministerial "Transformándonos para dirigir" del 01 al 05 de Octubre del 2018.
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La Visión de un ministerio.
Es el ideal que se quiere alcanzar en la labor ministerial. Define el panorama futuro hacia el cual nos encaminamos con las acciones que tomemos hoy.
Generalmente la mayoría de los ministerios de la iglesia carecen de visión, no saben hacia dónde van, ni piensan cómo estarán en el futuro, viven sólo el hoy. Dichos ministerios son un "ministerio de adrenalina"; se esfuerzan para desarrollar sus proyectos, los llevan a cabo con éxito, y luego que terminan, simplemente esperan al próximo proyecto por desarrollar y así continuamente sólo sucede lo mismo.
Como no tienen un destino definido al cual llegar, los esfuerzos presentes se diluyen con el paso del tiempo; dichos esfuerzos no representan, para los miembros del ministerio, un avance real que haga realidad el cumplimiento de la visión en sus ministerios, y por lo tanto no trascienden con el tiempo.
¿Cuánto tiempo quiere que su ministerio se mantenga? Ojalá que su respuesta sea "para siempre", pero para lograrlo es necesario tener una visión y procurar que cada cosa que hagamos sea un paso que nos acerque más a ella. Sólo entonces dejaremos el activismo a un lado y estaremos avanzando para lograr trascender a través de los años.
La VISIÓN es como estar en las faldas de una montaña, apreciando la cima que queremos alcanzar, y encaminándonos hacia su conquista.
El éxito en la misión del pueblo de Israel al entrar en la tierra prometida fue gracias a que abrazaron la visión que Dios les había dado, siguieron al hombre que la tenía, Josué, y confiaron en las promesas de Dios.
¿Cuál es la visión que Dios quiere que abraces? ¿Has investigado en la Palabra de Dios el rumbo que Dios quiere que sigas? ¿Como líderes tenemos esa visión en nuestro corazón? ¿Estamos haciendo lo necesario para llegar a allá?
Sólo llegaremos si tenemos fe en que Dios nos llevará, pero él no caminará por nosotros. La cima es nuestra, pero hay que conquistarla.
Continuará...